Noticias desesperanzadoras: la Unión Europea, cada vez más dispuesta a aprobar la patentabilidad del software (lo que a la larga pondrá en serios aprietos no sólo a los desarrolladores y usuarios de Linux, sino también a las administraciones que apuestan por él, incluida la Junta de Andalucía); el Ministerio de Cultura, cada vez más dispuesto a aplicar a las líneas ADSL el canon compensatorio por copia privada, el mismo que ya grava cedés, deuvedés y grabadoras en ambos formatos (¿cuántas veces pagamos por lo mismo? Me temo que es más fácil contestar a quiénes estamos enriqueciendo y un tanto más complejo a quiénes o qué estamos financiando, ¿verdad?).

Lo primero asusta: dejar el desarrollo de software exclusivamente en manos de las grandes corporaciones, eliminando cualquier posibilidad por remota que fuese de escapar a su control, dará significado al término red en su primera acepción: Aparejo hecho con hilos, cuerdas o alambres trabados en forma de mallas, y convenientemente dispuesto para pescar, cazar, cercar, sujetar, etc. (RAE). Pobres pececillos, indefensos gorriones...

Lo segundo indigna: los tribunales cantan (nueva sentencia contra la SGAE en Sevilla por querer cobrar sin probar: el caso Kennedy's Irish Pub) y el ministerio se levanta (pedid por esa boquita y os será concedido). Que sí. Que caiga un chaparrón. Pero por favor, que sea de los que hacen época.

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