Telefónica cobrará 0,58 euros al mes a los cuatro millones de clientes que tienen identificación de llamadas pero que no lo pagaban hasta ahora por tener contratado un servicio de ADSL. La compañía ya ha comenzado a avisar a estos clientes de que tendrán que pagar por este servicio a partir del 1 de octubre.

Fuentes de Telefónica han asegurado que se trata de «una promoción que ahora se acaba». Pero muy pocos de esos cuatro millones sabían que era una promoción. Con el cambio anunciado, Telefónica aumentará su facturación anual en unos 20 millones de euros.

Algunas asociaciones de consumidores han denunciado que se trata de un incremento encubierto de la cuota de abono. Sea lo que sea, resulta un alza pequeña pero abusiva porque no parece lógico que Telefónica cobre por un servicio que las nuevas tecnologías permiten sin ningún coste.

Lo que, en realidad, está sucediendo es que las tarifas telefónicas son cada vez más complejas, debido a los nuevos y sofisticados servicios que las operadoras prestan. A ello se suma una maraña de ofertas en función del tipo de llamadas y de los horarios, que hacen que el recibo telefónico sea imposible de entender.

La Comisión del Mercado de Telecomunicaciones debería impulsar una simplificación de las tarifas y una mayor transparencia, sobre todo, en las promociones en las que el cliente casi nunca conoce la letra pequeña de los contratos.

Opinión Diario El Mundo

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